Tal vez el término «probióticos» sea totalmente nuevo para vuestro vocabulario. O también, por el contrario, puede ser que habéis leído sobre sus ventajas y propiedades en las revistas de salud, o visteis en etiquetas de yogures griegos. En este artículo vais a conocer todo acerca de estos microorganismos.
En las últimas décadas, el consumo de alimentos con probióticos se ha incrementado considerablemente. Ello es debido a que distintos estudios médicos los avalan como una solución a diversos problemas de salud, proteger el organismo y beneficiarlo en gran medida.
Las características de los probióticos los hacen una alternativa alimenticia perfecta para alcanzar el equilibrio digestivo, hecho que incide en gran medida en el funcionamiento efectivo del cuerpo humano hasta el punto de controlar y disminuir los síntomas de enfermedades crónicas como las alergias, diabetes, depresión o el síndrome de intestino irritable.
Además, son muy utilizados para fortalecer el sistema inmunológico. Por eso, son muy recomendables para niños, mayores y personas con las defensas bajas. Algunas personas prefieren consumirlos en forma de suplementos (si os interesa entrad en este enlace). Pero otros simplemente incorporan en su dieta alimentos que los contienen, por ejemplo la leche fermentada o el yogur.
Conocer para qué sirven, cómo actúan y cuáles son sus beneficios es muy importante si quieres comenzar a incluirlos en tu dieta diaria. De este modo lo harás de la forma más conveniente para notar sus efectos positivos.
Tabla de contenidos
¿Qué son los probióticos?
Los probióticos son microorganismos vivos muy beneficiosos para la salud humana al ser administrados de manera adecuada y en una cantidad suficiente. Estos favorecen el ambiente microbiano intestinal al equilibrar la flora bacteriana, evitando la colonización de bacterias nocivas para la vida y manteniendo la cantidad necesaria de microbiota normal que debe vivir en ese medio.
La flora o microbiota intestinal se refiere a un conjunto de diferentes bacterias que se alojan en algunas mucosas del organismo, sobre todo en el intestino, y que se encuentran en una relación simbiótica con el individuo huésped.
Es así como su presencia es necesaria para ejecución de procesos digestivos importantes, en la absorción de vitaminas y en la defensa ante otras bacterias que sí son perjudiciales para la vida.
Muchas veces, la flora bacteriana intestinal se encuentra alterada. Las causas son muchas: una alimentación poco equilibrada, cargada de alimentos procesados, al estrés, al tomar antibióticos y, según las últimas investigaciones, al sobrepeso.
Cuando esto sucede se producen diversas enfermedades debido a que la inmunidad ante bacterias y otros agentes dañinos disminuye. Sin olvidar que la digestión puede ser lenta, difícil y no conseguirá cumplir al 100% su función principal: la absorción de nutrientes.
Los expertos, a través de distintos estudios científicos, han determinado entre miles de cepas, aquellas que son beneficiosas para el ser humano, llegando a descubrir la acción de algunas cepas sobre determinadas enfermedades. Por ejemplo la Bifidobacterium infantis, la Saccharomyces boulardii y la Lactobacillus plantarum son muy eficaces para mejorar el síndrome de colon irritable, el estreñimiento y otros desequilibrios digestivos.
La microbiota sana y con abundantes probióticos se cultiva desde los primeros meses de vida, gracias a la leche materna que los contiene. Asimismo, es posible mantenerla con la ingesta de alimentos que contengan probióticos, como el yogur o el kéfir y de suplementos que reúnen grupos de cepas seleccionadas.
Origen e historia
El origen del consumo de alimentos fermentados, ricos en probióticos, se remonta a la antigüedad. Pues diversas culturas los incluían en sus dietas, no sólo por su especial sabor, sino también al observar que podían ser beneficiosos para mejorar la digestión.
Existen registros en la historia de que muchos pueblos desde la Edad Antigua, como los egipcios, griegos, hindúes y los chinos los preparaban y consideraban parte central de su alimentación: el yogurt, la leche agria, la cerveza, el vino, el miso, entre muchos más.
De igual forma, les atribuían propiedades para la salud que alargaban la vida de los individuos, hecho que la ciencia durante el siglo XX se ha encargado de confirmar.
Gracias a las investigaciones realizadas por el microbiólogo ruso Elie Metchnikoff en 1905 , se consiguió empezar a entender y a aceptar la relación entre una vida saludable y el consumo diario de lo que hoy se conoce como probióticos.
Metchnikoff observó que existía una relación entre la longevidad de los agricultores búlgaros y su ingesta diaria de leche agria. Realizó diferentes pruebas para corroborar que los lactobacilos lograban convertir la lactosa en ácido láctico, descubriendo así que esta sustancia opera en contra de las bacterias dañinas y equilibra el medio digestivo.
A partir de ese descubrimiento, son muchos los estudios en torno a estos microorganismos que demuestran su eficacia.
Propiedades para la salud de los probióticos
No es casual que los probióticos sean considerados como superalimentos y que se configuren como los protagonistas del nuevo estilo de vida healthy. La razón es que los beneficios que proporcionan al organismo humano son numerosos y aún están por descubrirse muchos más.
Empezar a incluir en la dieta alimentos o suplementos con probióticos es una decisión que traerá excelentes resultados para una vida más saludable. Entre los beneficios conocidos están:
- Ayudan a combatir y a evitar enfermedades relacionadas con el sistema digestivo, como la enfermedad de Crohn, el síndrome de intestino irritable, inflaciones intestinales, colitis y estreñimiento.
- Permiten una digestión saludable.
- Al aumentar la formación de macrófagos, células que combaten bacterias perniciosas, son ideales para elevar la eficacia del sistema inmunológico del cuerpo.
- Alivian los síntomas de enfermedades como candidiasis, infecciones urinarias e intestinales.
- Previenen el cáncer de colón y estómago.
- Elevan la capacidad del organismo de asimilar los nutrientes y las vitaminas proporcionadas por los alimentos.
- Son muy eficientes para evitar la reproducción de bacterias perjudiciales en el sistema digestivo.
- Son ideales para personas que padezcan intolerancia a la lactosa, puesto que ayuda a digerirla sin mayores problemas.
- Son útiles para evitar y disminuir la obesidad. Se ha descubierto una relación entre este problema y el desequilibrio de la biota intestinal.
- Ayudan a disminuir el colesterol y a reducir los valores elevados de presión sanguínea o hipertensión.
- Diversos estudios corroboran su acción en el tratamiento de alergias de diversas clases.
- Mejoran el estado de ánimo. Se ha descubierto una relación entre el desequilibrio de la flora intestinal con la aparición de depresión, ansiedad y otras enfermedades de tipo emocional.
- Algunas investigaciones recientes parecen asegurar que hay ciertas mejorías en pacientes con autismo, desórdenes del comportamiento y de atención, así como en niños con dificultades de aprendizaje y concentración.
- Algunas cepas de probióticos son excelentes antioxidantes porque disminuyen la acumulación de radicales libres.
Contraindicaciones y efectos secundarios
Aunque los efectos secundarios o contraindicaciones de los probióticos son mínimas, es importante conocerlas para tener ciertas precauciones, sobre todo si se ingerirán en forma de suplementos.
No está de más preguntarle al médico especialista cuáles son los más recomendables según cada caso particular, así como qué cantidad es la aconsejada según la edad, el peso y la enfermedad que se quiera tratar.
Entre las contraindicaciones y efectos secundarios están:
- En algunos casos pueden producir diarrea o descompensaciones estomacales, sobre todo durante los primeros días de ingesta.
- Si la persona sufre de sangrado intestinal, o tiene problemas severos con su sistema inmunológico (inmunodeprimido), debe consultar al médico antes de ingerir el suplemento.
Después de conocer los beneficios que estos microorganismos proporcionan a la salud y las casi inexistentes contras, se puede decir que son una alternativa ideal para mejorar el bienestar general del organismo y elevar su capacidad de acción ante agente nocivos.
Si se quieren tomarlos en forma de suplementos es importante que estos estén acompañados de una dieta equilibrada y variada. También que incluya el consumo de prebióticos, los cuales son sustancias ricas en fibra, entre ellas la avena, el plátano y la cebolla. El motivo es que funcionan como alimento para los probióticos, permitiendo su proliferación y supervivencia dentro del intestino.
Así que, más que una moda, el consumo de probióticos es parte de una nueva forma de vida saludable, que apunta a la prevención y curación de enfermedades a través de las mismas armas que ofrece la naturaleza y de la capacidad de interacción entre los diferentes organismos que existen.